Los derechos humanos 30 años después
El coronel Guillermo Alejandro Duret de 56 años se despegó del joven teniente de 23 a cargo de la Inteligencia y contrainteligencia en el regimiento 1 de Azul durante la última Dictadura cívico militar. Ayer, con voz fuerte y clara, habló del estado de derecho, del respeto a la Constitución Nacional y de los Derechos Humanos.
Antes de saberse el fallo del tribunal oral federal que lo absolvió, dijo: "La justicia es darle a cada uno lo que le corresponde en el momento u oportunidad que le corresponde; no hay más o menos justicia, hay justicia o no hay justicia".
Duret fue mencionado por varios testigos e incluso fue reconocido por la mamá de Labolita como la persona que la noche del 1º de mayo de 1976, llevó a Carlos Alberto esposado y con signos de tortura a su casa de Las Flores. Esa noche, también se llevaron a Gladis. Carlos no apreció nunca más.
En aquellos años, Duret era un joven teniente de 23 años. Tenía a su cargo las tareas de Inteligencia en la zona militar 125. Después de 33 años, frente al tribunal que lo juzgó por crímenes de lesa humanidad, el coronel se amparó en los derechos humanos. Aquellos derechos humanos que las fuerzas armadas no respetaron durante la última dictadura cívico militar. "Los DD.HH fueron creados para evitar la aplicación abusiva del poder punitivo del Estado, nunca para declamar la aplicación del tal poder. Los DDHH son para todos, son de todos. No son parciales, son totales. No son de izquierda ni de derecha. Son derechos humanos", recitó Duret.
Dos ex detenidos desaparecidos de Las Flores y compañeros de militancia de Labolita relataron en el juicio su calvario de secuestro y torturas. Uno de ellos, dijo estar "casi seguro" que el coronel Duret de 56 años fue el teniente de 23 que lo interrogó bajo aplicación de picana eléctrica. En su discurso, el coronel de 56 años dijo: "Desde hace 25 años o más esta persona que está hablando fue elegido como blanco fue discriminado fue perseguido y fue encarcelado. Hoy estamos llegando a estas circunstancias dentro del mismo marco".
A partir del 24 de marzo de 197, cuando Duret era el joven teniente de 23 años, las Fuerzas Armadas suprimieron el estado de derecho, clausuraron el Congreso y suprimieron las garantías constitucionales. Ayer, el coronel de 56 años dijo: "La violación de la Constitución Nacional es un hecho de extrema gravedad. No solamente para aquellos que somos víctimas en este momento sino para todos los ciudadanos argentinos que puedan ser víctimas de esa acción en el futuro con cualquier excusa por cualquier causa".
Por último, el coronel dijo: "Espero que este juicio contribuya a afianzar los postulados enunciados en nuestra Constitución Nacional relacionados a unión nacional, a justicia, a paz y a libertad". El grito de Duret asesino, las piedras contra los vidrios del tribunal oral federal, el llanto, la bronca de los organismos de Derechos Humanos y las organizaciones sociales muestran que todo esto es imposible.
El último día habló Mansilla
Con dificultad caminó hasta el banquillo ubicado en medio de la sala de audiencias y se sentó frente al tribunal compuesto por los jueces Carlos Rozansky, Alejandro Esmoris y Nelson Jarazo. El general retirado Pedro Pablo Mansilla prefirió callar durante el debate, pero ayer hizo uso de su derecho a decir sus últimas palabras antes de escuchar el fallo.
Con voz temblorosa, y como si supiera que iba a ser condenado, el anciano general dijo a los jueces que "en este juicio he comprobado, una vez más que las fuerzas armadas y las fuerzas de seguridad que lucharon en la guerra contra subversión no han sido tratadas con la misma imparcialidad con la que fueron tratados los oponentes, la guerrilla".
El discurso de Mansilla no duró más de cinco minutos. En un intento fallido por victimizarse dijo que él y el resto de sus camaradas acusados de crímenes de lesa humanidad son tratados como "soldados de otro país" y se sienten "presos políticos". El viejo general que volverá a su casa tras recibir una condena de prisión perpetua por privación ilegitima de la libertad agravada, imposición de tormentos agravados y homicidio calificado por alevosía, finalizó su alocución con un pedido: "Solicito que se cree un tribunal compuesto por personal capacitado para encontrar una solución a todo esto y pido que se haga justicia en el marco de las leyes actuales".
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